Capitulo 26
La degradación de los recursos naturales: contaminación y
explotación inadecuada.
La polución medioambiental es creada, principalmente,
por la gente. Entre mayor es el número de personas en la Tierra, mas basura se
produce. Asa, con el seis por ciento de la población mundial, los Estados
Unidos producen más del setenta por ciento de la basura y de los desechos del
planeta.
Las industrias en la mayoría de los países han
encontrado métodos para convertir los desechos ordinarios en energía. Pero las
bolsas plásticas, los empaques para emparedados y los pequeños recipientes para
café o bebidas gaseosas, ampliamente utilizados en la cultura del consumo, son
algunos pocos ejemplos de productos no biodegradables.
La contaminación del suelo consiste en la acumulación de
sustancias a unos niveles tales que repercuten negativamente en el
comportamiento de los suelos. Las sustancias, a esos niveles de concentración,
se vuelven tóxicas para los organismos del suelo. Se trata pues de una
degradación química que provoca la pérdida parcial o total de la productividad
del suelo.
El suelo generalmente se contamina cuando se rompen
tanques de almacenamiento subterráneo, aplicación de pesticidas, filtraciones
del alcantarillado y pozos ciegos, o acumulación directa de productos
industriales o radioactivos, la cual produce que los suelos se hagan
infértiles.
Un suelo se puede degradar al acumularse en él
sustancias a unos niveles tales que repercuten negativamente en el
comportamiento de los suelos. Las sustancias, a esos niveles de concentración,
se vuelven tóxicas para los organismos del suelo. Se trata pues de una
degradación química que provoca la pérdida parcial o total de la productividad
del suelo.
Los productos químicos más comunes incluyen derivados
del petróleo, solventes, pesticidas y otros metales pesados. Este fenómeno está
estrechamente relacionado con el grado de industrialización e intensidad del
uso de productos químicos.
En lo concerniente a la contaminación de suelos su
riesgo es primariamente de salud, de forma directa y al entrar en contacto con
fuentes de agua potable. La delimitación de las zonas contaminadas y la
resultante limpieza de esta son tareas que consumen mucho tiempo y dinero,
requiriendo extensas habilidades de geología, hidrografía, química y modelos a
computadora.
La contaminación hídrica o contaminación del agua es una
modificación generalmente, provocada por el hombre, haciéndola impropia o
peligrosa para el consumo humano, la industria, la agricultura, la pesca y las
actividades recreativas, así como para los animales y la vida natural.1
Si bien la contaminación de las aguas puede provenir de
fuentes naturales (como por ejemplo la ceniza de un volcán)2 la mayor parte de
la contaminación actual proviene de actividades humanas. El desarrollo y la
industrialización suponen un mayor uso de agua, una gran generación de
residuos, muchos de los cuales van a parar al agua y el uso de medios de
transporte fluvial y marítimo que en muchas ocasiones, son causa de
contaminación de las aguas. Las aguas superficiales son en general más vulnerables
a la contaminación de origen antropogénico que las aguas subterráneas, por su
exposición directa a la actividad humana. Por otra parte una fuente superficial
puede restaurarse más rápidamente que una fuente subterránea a través de ciclos
de escorrentía estacionales. Los efectos sobre la calidad serán distintos para
lagos y embalses que para ríos, y diferentes para acuíferos de roca o arena y
grava.
Recursos Naturales
Un recurso natural es un bien o servicio proporcionado
por la naturaleza sin alteraciones por parte del ser humano. Desde el punto de
vista de la economía, los recursos naturales son valiosos para las sociedades
humanas por contribuir a su bienestar y a su desarrollo de manera directa
(materias primas, minerales, alimentos) o indirecta (servicios ecológicos).
En economía se consideran recursos todos aquellos medios
que contribuyen a la producción y distribución de los bienes y servicios de que
los seres humanos hacen uso. Los economistas entienden que varios tipos de
recursos son escasos frente a la amplitud y diversidad de los deseos humanos,
que es como explican las necesidades. Posteriormente, se define a la economía
como la ciencia que estudia las leyes que rigen la distribución de esos
recursos entre los distintos fines posibles. Bajo esta óptica, los recursos
naturales se refieren a los factores de producción proporcionados por la
naturaleza sin modificación previa realizada por el hombre; y se diferencian de
los recursos culturales y humanos en que no son generados por el hombre (como los
bienes transformados, el trabajo o la tecnología). El uso de cualquier recurso
natural acarrea dos conceptos a tener en cuenta: resistencia, que debe vencerse
para lograr la explotación, y la interdependencia.
De acuerdo a la disponibilidad en tiempo, tasa de
generación (o regeneración) y ritmo de uso o consumo los recursos naturales se
clasifican en renovables y no renovables. Los recursos naturales renovables
hacen referencia a recursos bióticos, recursos con ciclos de regeneración por
encima de su extracción, el uso excesivo de los mismos los puede convertir en
recursos extintos (bosques, pesquerías, etc) o ilimitados (luz solar, mareas,
vientos, etc); mientras que los recursos naturales no renovables son
generalmente depósitos limitados o con ciclos de regeneración muy por debajo de
los ritmos de extracción o explotación (minería, petróleo, etc). En ocasiones
es el uso abusivo y sin control lo que los convierte en agotados, como por
ejemplo en el caso de la extinción de especies. Otro fenómeno puede ser que el
recurso exista, pero que no pueda utilizarse, como sucede con el agua
contaminada etc.
El consumo de recursos está asociado a la producción de
residuos: cuantos más recursos se consumen más residuos se generan. Se calcula
que en España cada ciudadano genera más de 1,38 kg de basura al día, lo que al
final del año representa más de 500 kg de residuos.[cita requerida]
Los recursos renovables son aquellos recursos que no se
agotan con su utilización, debido a que vuelven a su estado original o se
regeneran a una tasa mayor a la tasa con que los recursos disminuyen mediante
su utilización y desperdicios. Esto significa que ciertos recursos renovables
pueden dejar de serlo si su tasa de utilización es tan alta que evite su
renovación, en tal sentido debe realizarse el uso racional e inteligente que
permita la sostenibilidad de dichos recursos. Dentro de esta categoría de
recursos renovables encontramos el agua y la biomasa (todo ser viviente).
Algunos de los recursos renovables son: Bosques, agua,
viento, radiación solar, energía hidráulica, energía geotérmica, madera, y
productos de agricultura como cereales, frutales, tubérculos, hortalizas,
desechos de actividades agrícolas entre otros.
Los recursos no renovables son recursos naturales que no
pueden ser producidos, cultivados, regenerados o reutilizados a una escala tal
que pueda sostener su tasa de consumo. Estos recursos frecuentemente existen en
cantidades fijas ya que la naturaleza no puede recrearlos en periodos
geológicos cortos.
Se denomina reservas a los contingentes de recursos que
pueden ser extraídos con provecho. El valor económico (monetario) depende de su
escasez y demanda y es el tema que preocupa a la economía. Su utilidad como
recursos depende de su aplicabilidad, pero también del costo económico y del
costo energético de su localización y explotación.
Algunos de los recursos no renovables son: el carbón,
los minerales, los metales, el gas natural y los depósitos de agua subterránea,
en el caso de acuíferos confinados sin recarga.
La contabilidad de las reservas produce muchas disputas,
con las estimaciones más optimistas por parte de las empresas, y las más
pesimistas por parte de los grupos ecologistas y los científicos académicos.
Donde la confrontación es más visible es en el campo de las reservas de
hidrocarburos. Aquí los primeros tienden a presentar como reservas todos los
yacimientos conocidos más los que prevén encontrar. Los segundos ponen el
acento en el costo monetario creciente de la exploración y de la extracción,
con sólo un nuevo barril hallado por cada cuatro consumidos, y en el costo
termodinámico (energético) creciente, que disminuye el valor de uso medio de
los nuevos hallazgos.
La biología de la conservación es el estudio científico
de la naturaleza y del estado de la biodiversidad de la Tierra con el objeto de
proteger las especies, sus hábitats y los ecosistemas para evitar tasas de
extinción excesivas.1 2 Es una materia interdisciplinaria de las ciencias, la
economía y la práctica del manejo de los recursos naturales.3 4 5 6 El término
biología de la conservación fue introducido como título de una conferencia
realizada en la Universidad de California, San Diego en La Jolla, California en
1978 organizada por los biólogos Bruce Wilcox y Michael Soulé.
La conservación de hábitats es el sistema de manejo del
recurso tierra, práctica que busca conservar, proteger y restaurar los hábitats
de las plantas y animales silvestres para prevenir su extinción, la
fragmentación de hábitats y la reducción de la distribución geográfica.
La lluvia ácida se forma cuando la humedad en el aire se
combina con los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre emitidos por
fábricas, centrales eléctricas y vehículos que queman carbón o productos
derivados del petróleo. En interacción con el vapor de agua, estos gases forman
ácido sulfúrico y ácidos nítricos. Finalmente, estas sustancias químicas caen a
la tierra acompañando a las precipitaciones, constituyendo la lluvia ácida.
Los contaminantes atmosféricos primarios que dan origen
a la lluvia ácida pueden recorrer grandes distancias, siendo trasladados por
los vientos cientos o miles de kilómetros antes de precipitar en forma de
rocío, lluvia, llovizna, granizo, nieve, niebla o neblina. Cuando la
precipitación se produce, puede provocar importantes deterioros en el ambiente.
La lluvia normalmente presenta un pH de aproximadamente
5.65 (ligeramente ácido), debido a la presencia del CO2 atmosférico, que forma
ácido carbónico, H2CO3. Se considera lluvia ácida si presenta un pH de menos de
5 y puede alcanzar el pH del vinagre (pH 3). Estos valores de pH se alcanzan
por la presencia de ácidos como el ácido sulfúrico, H2SO4, y el ácido nítrico,
HNO3. Estos ácidos se forman a partir del dióxido de azufre, SO2, y el monóxido
de nitrógeno que se convierten en ácidos.
Los hidrocarburos y el carbón usados como fuente de
energía, en grandes cantidades, pueden también producir óxidos de azufre y
nitrógeno y el dióxido de azufre emitidos por fábricas, centrales eléctricas y
vehículos que queman carbón o productos derivados del petróleo.
Se denomina efecto invernadero al fenómeno por el cual
determinados gases, que son componentes de la atmósfera terrestre, retienen
parte de la energía que la superficie planetaria emite por haber sido calentada
por la radiación solar. Afecta a todos los cuerpos planetarios rocosos dotados
de atmósfera. Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente vuelva
inmediatamente al espacio, produciendo a escala planetaria un efecto similar al
observado en un invernadero. En el sistema solar, los planetas que presentan
efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte.
El efecto invernadero se está viendo acentuado en la
Tierra por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de carbono y el metano,
debido a la actividad humana.
No obstante lo que se señala aquí, el aire forma en la
troposfera una mezcla de gases bastante homogénea a una temperatura y presión
determinadas, hasta el punto de que su comportamiento es el equivalente al que
tendría si estuviera compuesto por un solo gas.
Calentamiento Global
El calentamiento global es un
término utilizado para referirse al fenómeno del aumento de la temperatura media global, de la atmósfera terrestre y de los océanos, que
posiblemente alcanzó el nivel de calentamiento de la época medieval a mediados del siglo XX, para excederlo
a partir de entonces.
Todas las recopilaciones de datos representativas
a partir de las muestras de hielo, los anillos de crecimiento de los árboles, etc., indican que las
temperaturas fueron cálidas durante
el Medioevo, se enfriaron a valores bajos durante los siglos XVII, XVIII y XIX y se
volvieron a calentar después con rapidez. Cuando se estudia el Holoceno (últimos
11 600 años), el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) no aprecia evidencias de que existieran
temperaturas medias anuales mundiales más cálidas que las actuales.2 Si las
proyecciones de un calentamiento aproximado de 5 °C en este siglo se
materializan, entonces el planeta habrá experimentado una cantidad de
calentamiento medio mundial igual a la que sufrió al final de la Glaciación wisconsiense (último período glaciar); según el IPCC no hay
pruebas de que la posible tasa de cambio mundial futuro haya sido igualada en
los últimos 50 millones de años por una elevación de temperatura comparable.
El calentamiento global está asociado a
un cambio climático que puede tener causa antropogénica o no. El
principal efecto que causa el calentamiento global es el efecto invernadero, fenómeno que se refiere a la absorción por ciertos
gases atmosféricos—principalmente H2O, seguido por CO2 y O3—de parte de la
energía que el suelo emite, como consecuencia de haber sido calentado por la
radiación solar. El efecto invernadero natural que estabiliza el clima de la Tierra no
es cuestión que se incluya en el debate sobre el calentamiento global. Sin este
efecto invernadero natural las temperaturas caerían aproximadamente en unos
30 °C; con tal cambio, los océanos podrían congelarse y la vida, tal como
la conocemos, sería imposible. Para que este efecto se produzca, son necesarios
estos gases de efecto invernadero, pero en proporciones adecuadas. Lo que
preocupa a los climatólogos es que una elevación de esa proporción producirá un
aumento de la temperatura debido al calor atrapado en la
baja atmósfera.
El IPCC sostiene que: «la mayoría
de los aumentos observados en la temperatura media del globo desde la mitad del
siglo XX, son muy probablemente debidos al aumento observado en las
concentraciones de GEI antropogénicas». Esto es conocido como
la teoría antropogénica, y predice que
el calentamiento global continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto
invernadero. En el último reporte con proyecciones de modelos climáticos presentados por IPCC, indican que es probable
que temperatura global de la
superficie, aumente entre 1,1 a 6,4 °C (2,0 a 11,5 °F) durante el
siglo XXI.
Se han propuesto varias medidas con el
fin de mitigar el cambio climático, adaptarse a él o
utilizar geoingeniería para combatir sus efectos.
El mayor acuerdo internacional respectivo al calentamiento global ha sido
el Protocolo de Kyoto, el cual tiene como objetivo la estabilización de la concentración de gases de efecto invernadero para evitar una "interferencia
antropogénica peligrosa con el sistema climático". Fue adoptado
durante Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y promueve una reducción de emisiones
contaminantes, principalmente CO2. Hasta noviembre de 2009, 187 estados han
ratificado el protocolo. EE. UU., mayor emisor de
gases de invernadero mundial, no ha ratificado el protocolo.
Más allá del consenso científico general
en torno a la aceptación del origen principalmente antropogénico del
calentamiento global, hay un intenso debate político sobre la realidad, de la
evidencia científica del mismo. Por ejemplo, algunos de esos políticos opinan
que el presunto consenso climático es una falacia.
Se entiende por contaminación atmosférica a la presencia
en el aire de materias o formas de energía que impliquen riesgo, daño o
molestia grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza, así como que
puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores
desagradables.
El nombre de la contaminación atmosférica se aplica por
lo general a las alteraciones que tienen efectos perniciosos en los seres vivos
y los elementos materiales, y no a otras alteraciones inocuas. Los principales
mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que
implican combustión, tanto en industrias como en automóviles y calefacciones
residenciales, que generan dióxido y monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y
azufre, entre otros contaminantes. Igualmente, algunas industrias emiten gases
nocivos en sus procesos productivos, como cloro o hidrocarburos que no han
realizado combustión completa.
La contaminación atmosférica puede tener carácter local,
cuando los efectos ligados al foco se sufren en las inmediaciones del mismo, o
planetario, cuando por las características del contaminante, se ve afectado el
equilibrio del planeta y zonas alejadas a las que contienen los focos emisores.
La deforestación es un proceso provocado generalmente
por la acción humana, en el que se destruye la superficie forestal.1 2 Está
directamente causada por la acción del hombre sobre la naturaleza,
principalmente debido a las talas o quemas realizadas por la industria
maderera, así como por la obtención de suelo para la agricultura, minería y
ganadería.
Talar árboles sin una eficiente reforestación resulta en
un serio daño al hábitat, en pérdida de biodiversidad y en aridez. Tiene un
impacto adverso en la fijación de gas carbónico (CO2). Las regiones
deforestadas tienden a una erosión del suelo y frecuentemente se degradan a
tierras no productivas.
Entre los factores que llevan a la deforestación en gran
escala se cuentan: el descuido e ignorancia del valor intrínseco, la falta de
valor atribuido, el manejo poco responsable de la forestación y leyes
medioambientales deficientes.
En muchos países la deforestación causa extinción de
especies, cambios en las condiciones climáticas, desertificación y
desplazamiento de poblaciones indígenas.
Una
especie se considera en peligro de extinción, sea vegetal o animal, cuando
todos los miembros vivos de dicho taxón están en peligro de desaparecer. Esto
se puede deber tanto a la depredación directa sobre la especie como a la
desaparición de un recurso del cual depende su vida, tanto por la acción del
hombre, debido a cambios en el hábitat, producto de hechos fortuitos (como
desastres naturales) o por cambios graduales del clima.
Desarrollo
sostenible
Los términos desarrollo sostenible, desarrollo
perdurable, y desarrollo sustentable, se aplican y se colocan al desarrollo
socioeconómico, y su definición se formalizó por primera vez en el documento
conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión
Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea
de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumió en el Principio 3º
de la Declaración de Río (1992). Es a partir de este informe cuando se acotó el
término inglés sustainable development, y de ahí mismo nació la confusión entre
si existe o no diferencia alguna entre los términos desarrollo sostenible y
desarrollo sustentable. A partir de la década de 1970, los científicos
empezaron a darse cuenta de que muchas de sus acciones producían un gran
impacto sobre la naturaleza, por lo que algunos especialistas señalaron la
evidente pérdida de la biodiversidad y elaboraron teorías para explicar la
vulnerabilidad de los sistemas naturales (Boullón, 2006:20).
La única diferencia que existe entre desarrollo
sostenible y desarrollo sustentable es que el desarrollo sustentable es el
proceso por el cual se preserva, conserva y protege solo los Recursos Naturales
para el beneficio de las generaciones presentes y futuras sin tomar en cuenta
las necesidades sociales, políticas ni culturales del ser humano al cual trata
de llegar el desarrollo sostenible que es el proceso mediante el cual se
satisfacen las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de un
medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la
satisfacción de las mismas a las generaciones futuras. El desarrollo sostenible
se basa en 3 factores principalmente: sociedad, economía y medio ambiente. En
el informe de Brundtland, se define como sigue:
Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes
sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias
necesidades.
Meet the needs of the present generation without compromising
the ability of future generations to meet their own needs.
Comisión Brundtland: Nuestro Futuro Común (Comisión del
Desarrollo y Medio Ambiente citado en Ramírez et al (2004): 55)
El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse
conceptualmente en tres partes: ecológico, económico, y social. Se considera el
aspecto social por la relación entre el bienestar social con el medio ambiente
y la bonanza económica. El triple resultado es un conjunto de indicadores de
desempeño de una organización en las tres áreas, pero que tiene cuatro
dimensiones básicas:
Conservación.
Desarrollo (apropiado) que no afecte sustantivamente los
ecosistemas.
Paz, igualdad, y respeto hacia los derechos humanos.
Democracia.
Se deben satisfacer las necesidades sociales y de la
población, en lo que concierne a alimentación, vestimenta, vivienda, y trabajo,
pues si la pobreza es habitual, el mundo estará encaminado a catástrofes de
varias clases, incluidas las ecológicas y las humanitarias. Asimismo, el
desarrollo y el bienestar social, están limitados por el nivel tecnológico, los
recursos del medio ambiente, y la capacidad del medio ambiente para absorber
los efectos de la actividad humana.
Ante esta situación, se plantea la posibilidad de
mejorar la tecnología y la organización social, de forma que el medio ambiente
pueda recuperarse al mismo ritmo que es afectado por la actividad humana, para
de tal forma evitar un déficit de recursos.
En resumen, el desarrollo sostenible o sustentable es un
concepto desarrollado hacia el fin del siglo XX, relativo al interés público en
que se permita el crecimiento económico y el uso de los recursos naturales a
nivel mundial, pero teniendo muy en cuenta los aspectos medioambientales y
sociales globales, para que en el largo plazo no se comprometa ni se degrade
sustantivamente ni la vida en el planeta, ni la calidad de vida de la especie
humana.
El concepto de desarrollo sostenible refleja una
creciente conciencia acerca de la contradicción que puede darse entre
desarrollo, en primer lugar se entiende como crecimiento económico y
mejoramiento del nivel material de vida, y las condiciones ecológicas y sociales
para que ese desarrollo pueda perdurar en el tiempo. Esta conciencia de los
costos humanos, naturales y medioambientales del desarrollo y el progreso ha
venido a modificar la actitud de despreocupación o justificación que al
respecto imperó durante mucho tiempo. La idea de un crecimiento económico sin
límites y en pos del cual todo podía sacrificarse vino a ser reemplazada por
una conciencia de esos límites y de la importancia de crear condiciones de
largo plazo que hagan posible un bienestar para las actuales generaciones que
no se haga al precio de una amenaza o deterioro de las condiciones de vida
futuras de la humanidad.6
El desarrollo sostenible se aceptó exclusivamente en las
cuestiones ambientales. En términos más generales, las políticas de desarrollo
sostenible, afectan a tres áreas: económica, ambiental y social. En apoyo a
esto, varios textos de las Naciones Unidas, incluyendo el Documento Final de la
cumbre mundial en el 2005,7 se refieren a los tres componentes del desarrollo
sostenible, que son el desarrollo económico, el desarrollo social y la
protección del medio ambiente, como "pilares interdependientes que se
refuerzan mutuamente".
La puesta en práctica del desarrollo sostenible tiene
como fundamento ciertos valores y principios éticos. La Carta de la Tierra8
presenta una articulación comprensiva e integral de los valores y principios
relacionados a la sostenibilidad. Este documento, el cual es una declaración de
la ética global para un mundo sostenible, fue desarrollado a partir de un proceso
altamente participativo global, por un período de 10 años, iniciado en la
Cumbre de Río 92, y el cual culminó en el año 2000. La legitimidad de la Carta
de la Tierra proviene precisamente del proceso participativo el cual fue
creado, ya que miles de personas y organizaciones de todo el mundo brindaron su
aporte para encontrar esos valores y principios compartidos que pueden ayudar a
las sociedades a ser más sostenibles. Actualmente existe una creciente red de
individuos y organizaciones que utilizan este documento como instrumento
educativo y de incidencia política.
La Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural
(Unesco, 2001) profundiza aún más en el concepto al afirmar que "... la
diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad
biológica para los organismos vivos"; Se convierte en "una de las
raíces del desarrollo entendido no sólo en términos de crecimiento económico,
sino también como un medio para lograr un balance más satisfactorio
intelectual, afectivo, moral y espiritual". En esta visión, la diversidad
cultural es el cuarto ámbito de la política de desarrollo sostenible.10 En la
misma línea conceptual se orienta la organización mundial de ciudades (Ciudades
y Gobiernos Locales Unidos, CGLU) con la Agenda 21 de la cultura.
El "desarrollo verde" generalmente es
diferenciado del desarrollo sostenible en que el desarrollo verde puede ser
visto en el sentido de dar prioridad a lo que algunos pueden considerar
"sostenibilidad ambiental" sobre la "sostenibilidad económica y
cultural". Sin embargo, el enfoque del "desarrollo verde" puede
pretender objetivos a largo plazo inalcanzables Por ejemplo, una planta de
tratamiento de última tecnología con gastos de mantenimiento sumamente altos no
puede ser sostenible en las regiones del mundo con menos recursos financieros.
Una planta de última tecnología "respetuosa con el medio ambiente"
con altos gastos de operación es menos sostenible que una planta rudimentaria,
incluso si es más eficaz desde un punto de vista ambiental. Algunas investigaciones
parten de esta definición para argumentar que el medio ambiente es una
combinación de naturaleza y cultura. El sitio "Desarrollo sostenible en un
mundo diverso" trabaja en esta dirección integrando capacidades
multidisciplinarias e interpretando la diversidad cultural como un elemento
clave de una nueva estrategia para el desarrollo sostenible.
El objetivo del desarrollo sostenible es definir
proyectos viables y reconciliar los aspectos económico, social, y ambiental de
las actividades humanas; "tres pilares" que deben tenerse en cuenta
por parte de las comunidades, tanto empresas como personas:
Sostenibilidad económica: se da cuando la actividad que
se mueve hacia la sostenibilidad ambiental y social es financieramente posible
y rentable.
Sostenibilidad social: basada en el mantenimiento de la
cohesión social y de su habilidad para trabajar en la persecución de objetivos
comunes. Supondría, tomando el ejemplo de una empresa, tener en cuenta las
consecuencias sociales de la actividad de la misma en todos los niveles: los
trabajadores (condiciones de trabajo, nivel salarial, etc.), los proveedores,
los clientes, las comunidades locales y la sociedad en general.
Sostenibilidad ambiental: compatibilidad entre la
actividad considerada y la preservación de la biodiversidad y de los
ecosistemas, evitando la degradación de las funciones fuente y sumidero.
Incluye un análisis de los impactos derivados de la actividad considerada en
términos de flujos, consumo de recursos difícil o lentamente renovables, así
como en términos de generación de residuos y emisiones. Este último pilar es
necesario para que los otros dos sean estables.12
Justificación del desarrollo sostenible
La justificación del desarrollo sostenible proviene del
hecho de que el hombre habita en un planeta finito bajo un marco de consumo
desmedido. En la Tierra se tienen recursos naturales limitados (nutrientes en
el suelo, agua potable, minerales, etc.), susceptibles de agotarse. Otro factor
es el hecho de la creciente actividad económica sin más criterio que el
económico mismo, tanto a escala local como planetaria. El impacto negativo en
el planeta puede producir graves problemas medioambientales que resulten
incluso irreversibles.
Condiciones para el desarrollo sostenible
Los límites de los recursos naturales sugieren tres
reglas básicas en relación con los ritmos de desarrollo sostenibles.
Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo
superior al de su generación.
Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo
superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio
ambiente.
Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor
velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado
de manera sostenible.
Según algunos autores, estas tres reglas están
forzosamente supeditadas a la inexistencia de un crecimiento demográfico.13 Se
llama desarrollo sostenible aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las
necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las
futuras generaciones. Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se
puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la
repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es
sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema
para crear petróleo a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de
las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy
en día están planteadas.
Crítica en el uso del término
El término desarrollo sostenible se encuentra en
numerosos discursos políticos, pero su aplicación es muy diversa y en ocasiones
perversa.
Crítica desde el principio de precaución
Algunas ideologías ecologistas más radicales hacen
énfasis en las opciones de crecimiento cero y aplicación estricta del principio
de precaución, que consiste en dejar de realizar determinadas actividades
productivas mientras no se demuestre que no son dañinas.
Críticas decrecentista y ecosocialista
Otros ecologistas defienden el decrecimiento
económico.14 Éstos últimos creen que el respeto al medio ambiente no es posible
sin reducir la producción económica, ya que actualmente estamos por encima de
la capacidad de regeneración natural del planeta, tal y como demuestran las
diferentes estimaciones de huella ecológica. Además, también cuestiona la
capacidad del modelo de vida moderno para producir bienestar. El reto estaría
en vivir mejor con menos.15 En el mismo orden de ideas, el ideólogo del
decrecimiento Serge Latouche crítica el término de desarrollo sostenible, que
lo considera simultáneamente oxímoron y pleonasmo, es decir, o es desarrollo o
es sostenible pero no los dos.16
El ecosocialismo argumenta que el capitalismo, al estar
basado en el crecimiento y la acumulación constante de bienes incrementando el
ritmo de crecimiento, es ecológicamente insostenible.17
Crítica liberal y de la ecología de mercado
Las ideologías liberales hacen énfasis en la posibilidad
de compatibilizar el crecimiento económico con la preservación ambiental
mediante el aumento de la productividad (producir más, consumiendo menos
recursos y generando menos residuos) y con la equidad social para la mejora
general de las condiciones de vida (lo que no siempre es inmediato).
Para Terry Anderson, ideólogo de la ecología de mercado,
la propuesta del desarrollo sostenible es un pretexto más para la intervención
estatal. Argumenta que gracias a políticas intervencionistas del Estado y la
arrogancia gubernamental no se han dado los cambios adecuados en cuestiones
ambientales.
Crítica del estado estacionario
No obstante, el desarrollo económico no es
necesariamente (según autores como Herman Daly) sinónimo de crecimiento
económico ni de desarrollo humano. Aun así, cualquier medida relativa a las
actividades productivas no sólo tiene efectos negativos o positivos (por ej.:
Producción limpia) sobre el medio ambiente y la economía de las empresas, sino
que también influye en el empleo y el tejido social.19
Las tres dimensiones como modelo insuficiente
Otra de las críticas nace en el mundo de la cultura. Hoy
las tres dimensiones no son suficientes para reflejar la complejidad intrínseca
de la sociedad contemporánea. La cultura, al fin y al cabo, moldea lo que
entendemos por desarrollo y determina la forma de actuar de las personas en el
mundo. Además, ni el mundo en su conjunto ni cada localidad se hallan
exclusivamente ante desafíos de naturaleza económica, social o medioambiental.
Los retos culturales son de primera magnitud: la creatividad, el conocimiento
crítico, la diversidad y la belleza son presupuestos imprescindibles de la
sostenibilidad, pues están intrínsecamente relacionados con el desarrollo
humano y la libertad. De ahí que la organización mundial de ciudades (CGLU)
aprobara una Declaración en 2010 sobre la cultura como cuarto pilar del
desarrollo sostenible.20
Historia
El medio ambiente pasado por alto en el siglo XIX
Históricamente, la forma de pensar que dio lugar a la
Revolución industrial del siglo XIX introdujo criterios esencialmente de
crecimiento económico. Estos criterios se pueden encontrar en el cálculo del
Producto Nacional Bruto, que se remonta a la década de 1930.
Las correcciones se hicieron en la segunda mitad del
siglo XIX en el ámbito social, con la aparición de las organización sin ánimo
de lucro y el sindicalismo. El término "económico y social" forma
parte del vocabulario.
Pero los países desarrollados (o países del Norte) se
dieron cuenta en los años 1970 que su prosperidad se basa en el uso intensivo
de recursos naturales finitos, y que, por consiguiente, además de las
cuestiones económicas y sociales, un tercer aspecto estaba descuidado: el medio
ambiente. Por ejemplo, la huella ecológica mundial excedió la capacidad
"biológica" de la Tierra para reponerse a mediados de los años 1970.
Para algunos analistas21 el modelo de desarrollo
industrial no es sostenible en términos medioambientales, lo que no permite un
"desarrollo", que pueda durar. Los puntos críticos son el agotamiento
de los recursos naturales (como las materias primas y los combustibles
fósiles), la destrucción y fragmentación de los ecosistemas, la pérdida de
diversidad biológica, lo que reduce la capacidad de resistencia del planeta.
El desarrollo (industrial, agrícola, urbano) genera
contaminaciones inmediatas y pospuestas (por ejemplo, la lluvia ácida y los
gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático y a la
explotación excesiva de los recursos naturales, o la deforestación de la selva
tropical). Esto provoca una pérdida inestimable de diversidad biológica en
términos de extinción (y por lo tanto irreversibles) de las especies de plantas
o animales. Esta evolución provoca un agotamiento de los combustibles fósiles y
de las materias primas que hace inminente el pico del petróleo y acercarnos al
agotamiento de muchos recursos naturales vitales.
Al problema de la viabilidad se añade un problema de
equidad: los pobres son los que más sufren la crisis ecológica y climática, y
se teme que el deseo legítimo de crecimiento en los países subdesarrollados
hacia un estado de prosperidad similar, basado en principios equivalentes,
implique una degradación aún más importante y acelerado por la biosfera. Si
todas las naciones del mundo adoptaran el modo de vida norteamericano (que
consume casi la cuarta parte de los recursos de la Tierra para el 7% de la
población) se necesitarían de cinco a seis planetas como la Tierra para
abastecerlas. Y si todos los habitantes del planeta vivieran con el mismo nivel
de vida que la media de Francia, se necesitarían al menos tres planetas como la
Tierra.
Además,
los desastres industriales de los últimos treinta años (de Chernóbil, Seveso,
Bhopal, Exxon Valdez, Fukushima etc.) han llamado la atención a la opinión
pública y a asociaciones como WWF, Amigos de la Tierra o Greenpeace.







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